Tengo 46 años, un hijo de 9, estoy parado y tengo una revolución pendiente.
Aquella que nuestra generación ha tardado en darse cuenta que era necesaria, ahora vosotros nos estáis dando la oportunidad de recuperarla.
Sólo quería decir gracias, gracias a todos!!, y aportar mi grano de arena que no es otro que una pequeña reflexión sobre el futuro que estamos construyendo.
Me gustaría sentir que de verdad estamos ante un cambio de conciencia y no sólo de sistema, que cuando la indignación dé paso a la revolución cotidiana del día a día, recordemos que el gran cambio que quizás necesitemos es un cambio interior para poder mantener dentro de la honestidad todas las revindicaciones justas que vayamos consiguiendo y las que no.
Quizás no podemos pasar de una sociedad sin valores a una sociedad ecuánime en un solo día, ni en un mes, ni en un año, seguramente es un trabajo de una generación que con suerte disfrutarán nuestros hijos.
Con coraje, con razón y con corazón iremos creando nuestros manifiestos y nuestras propuestas para tener una sociedad mas justa, mas humana, mas feliz, pero estemos alerta, porque si sólo cambiamos lo que pone en los papeles, incluso aunque cambiemos las leyes, si los hombres y mujeres que tienen que gobernarnos, dirigir nuestras empresas, y también los que tenemos que trabajar, siguen siendo corruptos y sin valores, es decir que siguen estando confundidos, acabarán saltándose una vez mas las leyes y las palabras una vez más no servirán de nada.
No hay ley ni cárcel que retenga el odio, la envidia, la corrupción, la ira, igual que no hay ley ni prisión que detenga la honradez, la voluntad de servicio a los demás, el deseo de justicia y libertad, esto lo sabéis bien, no sé por qué lo repito aquí si lo estáis viviendo vosotros mismos, quizás lo repito para mi mismo y para la gente de mi generación.
¡¡¡¡ Ánimo y muchas gracias por recordarme que se puede cambiar el mundo!!!