Vivimos en una sociedad que sufre un continuo bombardeo de información, eso es algo harto sabido. También somos capaces de reconocer muchas técnicas de persuasión que son utilizadas contra nosotros para incitarnos a realizar determinados actos. Pero llegados a un punto de colapso mental que nos impide reconocer la realidad, optamos por la reflexión.
La “crisis de los pepinos”: El 24 del pasado mes de mayo se cobró, en Alemania, la primera víctima de un brote de una variante de una bacteria llamada e-coli (bacteria que se encuentra en cualquier mamífero en estado saludable y ayuda a la absorción de nutrientes en nuestros intestinos). El 25 de mayo, falleció la segunda damnificada, una mujer de 89 años. El número de casos sigue aumentando en el país. El 26 de mayo Cornelia Prüfer, la senadora de Salud del estado de Hamburgo afirma que los pepinos españoles procedentes de Málaga y Almería son los principales causantes de las infecciones.
Situando todo esto en un contexto socio-político como el nuestro, la alarma sobre la gran epidemia se expandiría como la pólvora dejando un rastro imborrable. Todo el mundo hablaría con preocupación de la cuestión y temeríamos nosotros mismos por los productos de nuestra tierra. Esto es lo que debería de suceder.
Estamos en el siglo XXI e internet ha invadido todo a nuestro alrededor. Esta carta forma parte de internet y también cada una de las cosas que conforman la ciencia computacional a día de hoy. La conciencia de la gente durante el siglo pasado vivía en armonía con lo que el Estado pretendía y esas pretensiones eran y son conducidas a través de los medios de comunicación. Al estar supeditado en todo momento el Estado a los intereses de las multinacionales, por ende las grandes empresas controlan los medios de comunicación. Esto es algo que todo el mundo sabe e incluso ya aborrece, pero hay que aclarar que no siempre es así.
El movimiento 15M se fraguó en internet solemnemente y se mantuvo al margen de la vida pública hasta que llegó el gran día. Los que conocíamos el asunto de antemano, mascábamos con ansia la incertidumbre del momento, sin saber la repercusión que todo esto iba a conllevar. Pues bien, los medios de comunicación en un primer momento no se pronunciaron sino vagamente al respecto. ¿Por qué? Porque se pensaba que era un acontecimiento pasajero. Un día sí, para hacernos oír y reclamar nuestros derechos, pero ¿para qué más? Haber dado más importancia al asunto, habría sido fatal. Exacerbar los ánimos de una sociedad descontenta con el sistema político que tiene, no debe ser algo demasiado producente. Pero sucedió todo lo contrario, el hecho de no haber fomentado la libre y real circulación de la información por los medios básicos de comunicación, o sacar a la luz la ínfima parte negativa de un acontecimiento de tal envergadura, dio como resultado un éxito rotundo.
Llegó el día 26 de mayo y Europa, que no sabemos hasta qué punto está informada de lo que sucede en nuestro país, nos mira, y no para fijarse en las acampadas que llevan asentadas más de una semana para exigir una depuración del sistema político, sino para dar a conocer que nuestros agricultores son los culpables de una cepa de una bacteria que produce infecciones intestinales que en casos graves puede llegar a ser mortífera.
Noam Chomsky, lingüista, filósofo, científico y activista político estadounidense, escribió junto con Edward S. Herman un libro titulado: Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass Media, en 1988, que llegó a España en 1990 con el título de Los guardianes de la libertad. En esta obra se trata de argumentar las causas de la manipulación mediática, así como las diferentes formas de ejecución que se llevan a cabo.
Tras toda esta introducción, ¿Cuál es entonces la relación entre la “crisis de los pepinos” y el movimiento 15M? Las dos son noticias de ámbito continental y refieren a España. El movimiento 15M surge antes que el brote de la bacteria e-coli. ¿Y qué tiene de relevante esto? Noam Chomsky redactó en su día una lista de las 10 estrategias principales que se suelen llevar a cabo para controlar a la población. El hecho de que mucha gente ignore lo que ya ha pasado en Islandia, cuya revolución ha sido un completo éxito, es un indicio más del férreo control que desea pasar desapercibido. Pero si hay algo que no pueden controlar, es internet, que, metafóricamente, lo podríamos definir como: La grieta que está haciendo desplomar el muro invisible existente entre nosotros y nuestra realidad.
Por lo tanto, ¿No es la epidemia de e-coli un truco para desviar la atención de lo verdaderamente importante que está sucediendo en nuestro país y en otros como Grecia? La primera estrategia que expone Chomsky, es ni más ni menos la que estamos sufriendo: La estrategia de la distracción. Es decir, lo que se ha intentado, en este caso, ha sido superponer una noticia a otra, con el fin de despreciar aquello que no les interesa y encauzar la situación hacia el pánico social que pueda desprenderse de una pandemia. Esto es algo que ya ha ocurrido con anterioridad, véase el claro ejemplo de la gripe A como medio para distraer a la población ante la creciente alarma del agudizamiento de la crisis económica en el año 2009. La cantidad de atrayentes películas cuya sinopsis se basa en una plaga a nivel internacional, hace que extrapolemos nuestras mentalidades ficcionales a la realidad. Con esto no pretendo dar a comprender que sean falsas las noticias de esta índole, sino que se exageran hasta el punto de recrear emociones humanas que inquieten más que la realidad social presente en nuestros días. Otro buen ejemplo de todo esto, fue la psicosis del ántrax que en el 2001 hipnotizó a la población mundial, alejando sus ojos de la cruda realidad presente en Afganistán.
La estrategia número 10 sugerida por Chomsky, hace referencia a la relación entre los avances científicos (especialmente biológicos, psicológicos o neurológicos) y la capacidad que tiene una noticia de ámbito intelectual para minusvalorarnos dócilmente. Es decir, el mayor conocimiento en las áreas pertenecientes a la medicina y a la biología sobrepasa la facultad que tenemos la mayoría de la población para comprender la gravedad de determinada situación. Por ello, recrear un contexto paralelo a la realidad en el que se ponga de manifiesto una excelsa amenaza que excede la verdad de un asunto, es algo a lo que nos tenemos que enfrentar también en este caso.
Asimismo es necesario advertir algo de suma importancia, que parece más un recurso literario que algo que pueda suceder en nuestra sociedad. El que los pepinos, que se dice que son la causa de la enfermedad, sean españoles es el más grave de todos los problemas. No solo los agricultores han sido los que han sufrido los graves daños colaterales que todo esto ha provocado, sino que, por analogía, todo lo que venga de España, es malo. Esa es la verdadera imagen que se intenta dar y es fundamental para comprender toda la situación. Si los pepinos provocan la enfermedad en la sociedad alemana, ¡imagínense lo que podría provocar una revolución social proveniente del mismo país! ¡Cataclismo en su más puro estado! Pues bien, he aquí el foco del problema principal: dar una mala imagen de un país que ha sido gravemente azotado por la crisis económica mundial y cuyos habitantes comienzan a hermanarse ante un problema común, para evitar la unión entre todos los ciudadanos indignados de la Unión Europea, y por extensión del mundo, para salvaguardar el poderío que poseen los magnates de este planeta.
Esto es lo que verdaderamente tenemos que combatir. El movimiento 15M, más allá de toda la irritación que aúna a la población con respecto a los problemas políticos del país, es un movimiento de concienciación social que pretende la reflexión ante la supuesta realidad que se nos ofrece, la búsqueda de por qué las cosas son así y no de otra manera, el encuentro de la sociedad más allá de cualquier interés de tipo económico y la salvación de la poca integridad que nos queda en la difícil tarea de consolidarnos como seres humanos.
Solo pretendo que esta carta, dirigida a todo el mundo que quiera leerla, sirva como consigna de un ciudadano más que está indignado, como muchos otros por muchos otros motivos, y que componen granito a granito algo cuyo destino nos es incierto. Pero una cosa es clara: Solos, no hacemos nada.
Que buena reflexión! Muchas gracias.
Muy interesante lo que dices.. tengamos en cuenta también que la locura del e-coli surge casi simultáneamente con el desalojo de la plaza de Cataluña en Barna. Un escándalo que seguramente no vendría muy bien que se supiera en todo el mundo, o por lo menos a gran escala.
En mi opinión una de las obligaciones que tenemos hoy como ciudadanos del mundo sin queremos que las cosas cambien es el estar BIEN informados. Contrastar opiniones e informaciones, no creernos todo lo que nos digan, ser escépticos pero con criterio, buscar las fuentes más objetivas de información…
Leer, discutir, hablar, leer….
Todas estas noticias nos dan una idea de hasta qué punto todo está relacionado, y hasta qué punto nos engañan. Buen ejercicio de crítica el que haces en este comentario.
Sobre Chomsky, os recomiento un libro muy bueno: Estados FAllidos, en el que se analiza la sistemática villación del derecho por parte del Estado más poderoso (hasta ahora) del mundo. Es un ejercicio de análisis muy bien documentado.