Fuimos algunos los que acudimos a la cita de ayer por la tarde-noche, invitados al velatorio por la muerte de la democracia y la honradez en nuestro Ayuntamiento. Con velas, velos y una pancarta, llegamos a ser de 30 a 40 personas las que allí nos reuníamos en son de luto y reivindicación silenciosa. La gente fue retirándose a descansar hasta quedar alrededor de una decena para dormir.
La primera invitación a retirarnos de la plaza llegó sobre las 7 de la mañana, con la excusa de limpiar un trozo de plaza, el cual estaba limpio, tan sólo ocupado por nosotros y nuestros enseres. Sin conseguir nada con ello, la policía volvió un rato más tarde con la ‘excusa perfecta’, véase: “Hay prevista una mascletá en la plaza, el pirotécnico está por llegar y tenéis que despejarla, porque toda la plaza se va a vallar como recinto de seguridad”. Algunos de nosotros se empeñaban en legitimar el derecho de permanecer en un lugar público, pero convencidos por este alegato por parte de la policía y porque no estábamos preparados para exponernos a lo que pudiera pasar por negarnos, finalmente abandonamos la plaza, a pie algunos, otros en volandas y arrastrados por los policías.
Aproximadamente una hora más tarde, los mismos agentes que nos habían desalojado por seguridad confirmaban la suspensión de la mascletá. Es duro que te mientan por la televisión, es duro que te mientan por la radio pero, es mucho más doloroso que otro ciudadano como tú, te expropie de tus derechos, como es el permanecer en una plaza pública de tu ciudad, mediante una sucia mentira.
Los agentes crearon esa frontera de vallas azules que durante toda la mañana nos separarían de los que en verdad eran peligrosos; vallas que privatizaron una plaza entera para unos cuantos ciudadanos privilegiados.
A partir de ese momento los manifestantes comenzaron a hacer una llamada urgente a todos los indignados: viandantes, amigos y seguidores por internet; con el fin de hacer ver cuál había sido el trato ofrecido por las autoridades e invitando a que la indignación común reuniera al mayor número de personas posibles, ahora, tras esas fronteras a pie de calle.
Con los minutos la gente se iba sumando al son de la indignación, a la vez que se elaboraban todas las pancartas posibles para transmitir el mensaje como les gusta, claro y conciso; eso si, para llevarlas encima o ser requisadas. En todo momento se mostró, por parte de la institución, esa manera de restringir al pueblo sus derechos hasta que es más rápido decirles lo que pueden hacer que lo que no.
Las personalidades del mundillo fueron llegando y, los centenares de indignados frente a la más que obvia discriminación al pueblo alzaban cada vez más sus voces, pitidos, flores, libros y pancartas, todas las armas de las que nos hemos abastecido en este día. El sentimiento de vergüenza se compartió durante toda la jornada, intensificándose a cada llegada de alguno de esos corruptos que, sin vergüenza alguna miraban a los ciudadanos indignados en las vallas, como si de pobretones amontonados se tratase.
Las arengas y el ánimo persistió muy alto y sin pausa, ahora ya con dos grandes grupos, uno en cada calle lateral al Ayuntamiento.
Ambos grupos mantuvieron un ánimo férreo en el empeño por hacer ruido y hacer escuchar todo por lo que “su pueblo” se siente estafado moralmente, porque literalmente la estafa es un hecho para todos.
Los medios de comunicación estuvieron presentes durante, aproximadamente, los tres primeros cuartos de hora de esta manifestación, tomando algunas fotos y marchándose hacia la plaza y hacia el Ayuntamiento, a cubrir el acto del que les convenía informar.
Siento menester decir que, todos los negocios de la plaza, excepto uno, se han mantenido cerrados, implicando pues, la pérdida de la apertura de un negocio en tales localizaciones un sábado por la mañana, es algo extraño por sí mismo; en cuanto al bar-restaurante que permanecía abierto, lo estaba para los Srxs. invitados a ese entorno privado en el que habían convertido la plaza del Ayuntamiento, bajo prohibición y amenazas al comercio si se permitía a los manifestantes tomar asiento en su terraza.
La salida de todos estos personajes de la burguesía Alicantina ha sido de lo más jactanciosa posible, siendo protegidos por los agentes de seguridad -convertidos en guardaespaldas- y luciendo en todo momento una mueca de sonrisa hacia los ciudadanos que les perseguían a gritos de indignación por tener a tales caraduras en nuestros gobiernos municipales. También fue vallada la entrada a la plaza de la parte trasera del Ayuntamiento a los manifestantes, los cuales acudieron a esta zona para seguir llamando la atención a uno de estos peces gordos, llegando a ser empujados agresivamente.
Pese a esa prepotente actitud, sabemos perfectamente, que no es tanta la tranquilidad para ellos, que se nos ha oído durante el discurso de la alcaldesa y que han tenido que salir como ratas por la puerta trasera, porque alguno de ellos, como el Sr. Alperi, se ganó a pulso durante años de alcaldía la enemistad del pueblo al que robó y sigue robando.
Este acontecimiento, reconozcámoslo, es, como lo fue la manifestación del 15 de mayo, algo inusual en la ciudad de Alicante, el poder de convocatoria en esta ciudad es, todavía pequeño, pero el descontento social es tal que lxs ciudadanos tienen la necesidad de abrir los ojos y luchar por que de una vez se nos escuche, para luchar contra la corrupción en los Ayuntamientos, contra “Los intocables” de la Comunitat, y a favor de un gobierno honesto y una verdadera representación y participación ciudadana, estamos cansados de que elijan por nosotros o, más bien, contra nosotros.
Ya somos conscientes, estos son sus intereses, especular con los ciudadanos y su capital; y bien ¿no es el nuestro que dejen de hacerlo?
No nos engañemos, esto ha sido una batalla, para muchos de nosotros ganada por haber conseguido apartar el miedo a alzar la voz y haberlas aunado en son de indignación y deseo de cambio. Es el momento y el lugar de luchar por algo mejor, entre todos sí que podemos, ya no cabe lugar a esa duda.
Totalmente de acuerdo. Las leyes de este sistema dicen que robar y dejarse sobornar es delito, entonces ¿quienes son los antisistema?. ¿ Nosotros por manifestarnos contra los que roban? ¿ No seran los ladrones?. Esto no puede tener marcha atras, tenemos el 19 para demostrar que somos muchos y tambien tenemos las hogueras para acompañar a la Castedo a cualquier acto oficial donde se presente , no la debemos dejar sola pa que no pase frio.
Es de verguenza el cierre déspota de la plaza de la casa del pueblo. Las instituciones tratan como delincuentes a los ciudadanos, cuando son ellos los que cometen actos delictivos. ¿Pero cuantas plazas quieren cerrar? ¿hasta donde van a vallar nuestra libertad? Nos pueden desalojar un día de una plaza, pero esa acción lo único que conseguirá es que ocupemos no solo otras plazas, sino nuestras mentes de conciencia social y política y nos “centremos en ellos”. No al estado policial impuesto desde las instituciones. El Ayuntamiento es nuestra casa, la casa del pueblo, y si el pueblo no puede acceder a él, se deslegitima el sistema democrático. Ellos no nos representan.
Ánimo ciudadanos. Aupemos nuestra voz y nuestra conciencia por encima de las vallas azules.
Me considero un indignado y en la medida de mis posibilidades he participado en dicho movimiento y, ante la encrucijada en la que puede encontrarse, las palabras que siguen pretenden ayudar a su fortalecimiento, espero que al menos ayuden al debate.
El gran éxito del 15-M ha sido colocar en el centro de la discusión política los grandes temas que atañen a la sociedades avanzadas: La corrupción, el alejamiento de la “clase” política, las desigualdades sociales. El 15-M es un movimiento político, aunque algunos pretendan negarlo y ha logrado, debido entre otras cosas a su estrategia no-violenta, la simpatía de la mayoría de la población. Aunque esta simpatía no se ha traslucido en una adhesión mayoritaria, (véanse los resultados de las elecciones municipales y autonómicas que la contradicen), si ha levantado las alarmas en los estamentos de poder. Se ha pasado de una comprensión generalizada, en la mayoría de los casos hipócrita, a la necesidad de acallarlo, de aislarlo, en definitiva de neutralizarlo. En este intento se enmarcan las acusaciones, cada vez más frecuentes, de ser elementos antisistema, una tactica antigua que si cala encauzaría el descontento en el discurso nihilista de “nada puede cambiar ni es necesario que cambie, todo es inútil”. Esta maniobra del poder consiste en anatemizar al movimiento, (en EEUU el anatema es llamar comunista a todo movimiento critico, en la España franquista consistía en tildar de rojo y masón toda discrepancia, ahora la moda consiste declararte antisistema), un ejemplo de ello son las afirmaciones de exalcalde de Alicante Luis Díaz Alperi que, al abandonar el pleno de inauguración de la nueva legislatura, afirmó que los ‘indignados’ cada vez «tienen menos que ver con el 15-M». «Son antisistema». Por ello, en la medida que el movimiento haga propuestas concretas y claras, y mantenga la estrategia no-violenta llevada hasta ahora, podrá seguir conectando con un sector importante de la ciudadanía y transformar la simpatía inicial en una adhesión que materialice dichas propuestas en conquistas sociales