El pasado viernes se firmó el Memorandum para el Rescate Bancario, por el que se establece que la entrega de los diferentes tramos del rescate irá condicionada a una serie de reformas. Reformas que traerán más recortes y privatizaciones, así como una transformación directa de deuda privada en deuda pública, algo absolutamente inaceptable.
Para llevar a cabo esta gran estafa se aprobó el 13 de julio el RD 21/2012, que pone a disposición de la banca 55.000 millones de euros en avales del Estado. Estos avales permitirán transformar deuda privada de los bancos en deuda pública.
El rescate Bancario, pautado en el Memorandum, prevé una reestructuración de la banca de aquí a final de año. Pasados esos 6 meses, las entidades no viables serán liquidadas. Bankia, por ejemplo, es en la actualidad una entidad no viable pues tiene una deuda inasumible con la banca alemana y francesa, y con grandes fondos de inversión. Si Bankia fuera liquidada ahora, según la legislación española los primeros en cobrar serian los pequeños ahorradores, después vendrían los ahorradores convertidos en accionistas, quedando los bancos y fondos de inversión sin cobrar. Mediante los avales aprobados el pasado 13 de julio, Bankia podrá emitir bonos avalados por el Estado, con los que amortizar los que vencen de aquí a final de año. En caso de posterior liquidación, algo que no descartan los expertos y prevé el memorandum, los nuevos bonos deberá amortizarlos el avalista, es decir, el Estado. Haciendo pagar a la población, por una deuda que no es suya, con más recortes y subidas de impuestos. Por eso decimos: “¡NO DEBEMOS, NO PAGAMOS!”
Sin embargo, hay una pequeña posibilidad de impedirlo: el 15M presentó una querella contra Bankia, que no se queda sólo en una denuncia contra los consejeros del banco, sino que solicita al juez la intervención directa de Bankia. Dicha querella intentó pararla la fiscalía, pero, en contra del criterio del fiscal, el juez la aceptó a trámite. Si esta intervención se produjera, la emisión de esos nuevos bonos se paralizaría, el dinero de los pequeños ahorradores podría salvarse y la deuda con los grandes bancos europeos y fondos de inversión no la pagaríamos nosotros.