El próximo martes 4 de diciembre a las 9:30 en la calle del Senador Roque Calpena, 4 (Alicante), una familia con 4 hijos será desalojada de su casa si no lo impedimos.

Cada desahucio que se para por la acción de la ciudadanía es, además de un rayo de esperanza para la familia que iba a quedar en la calle, un mensaje de denuncia de una legislación y un sistema que permite tales atropellos. Una lucha por la defensa de un derecho universal, el derecho a la vivienda digna, contemplado en la Declaración de los Derechos Humanos de 1948 y reconocido por la Constitución en el artículo 47.

Pero, actualmente, después del rescate a la banca, verdadera causante de esta crisis, y con cientos de miles de desahucios a sus espaldas, los desalojos se han convertido en una vergüenza pública que pone en evidencia el desamparo a que está expuesto el ciudadano de a pie frente a la impunidad y las garantías de cobro de los banqueros y sus representantes políticos.

Sin embargo, la lucha continúa y vamos ganando terreno, sobre todo a nivel de conciencia ciudadana, pero también se van oyendo voces y abriendo grietas a nivel institucional.

Cada vez somos más, y podemos decir con más fuerza: